El fenómeno de la crisis económica puede ser extensivo a Latinoamérica, independientemente de que su impacto sea diferencial por países. En un informe recientemente publicado por el FMI se estima que para 2016 en América Latina y el Caribe se producirá una contracción económica del -0,5 por cien (el Banco Interamericano de Desarrollo, BID; estima una tasa del -0,3 por cien), con lo que habría decrecimiento durante dos años consecutivos (en 2015 fue del -0,1 por cien); algo similar a lo acontecido en 1982-83 por la crisis de la deuda externa, definida por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) como la década perdida.1 El FMI estima que en 2017 América Latina y el Caribe tendrán una tasa positiva del 1,5 por cien.
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