La violencia se ha convertido en un tema particularmente importante para la economía,
la política y la cultura global, porque dejó de ser un asunto marginal. En la actualidad,
el crimen tiene la posibilidad y capacidad de actuar planetariamente porque sus
actores son globales, adinerados y políticamente influyentes, configurando lo que podría
considerarse una «megatendencia global». Esta realidad no puede estar ausente de la
esfera pública, sea desde la discusión académica o desde el debate sobre políticas. En
ambos casos, la preocupación central se expresa en la necesidad de explicar y enfrentar
estas nuevas realidades, en un contexto de altos niveles de desconfianza frente a las
instituciones encargadas del tema (policía, sistema judicial, cárceles) y del descrédito
de la cooperación internacional.
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