Las violencias se han extendido por todos los países y ciudades de la región con peculiaridades y ritmos propios provocando cambios en la lógica del urbanismo (amurallamiento de la ciudad, nuevas formas de segregación residencial), en los comportamientos de la población (angustia, desamparo), en la interacción social (reducción de ciudadanía, nuevas formas de socialización) y en la militarización de las ciudades (mano dura, ejército en las calles), amén de la reducción de la calidad de vida de la población (homicidios, pérdidas materiales).
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